Nos encontramos en la recta final del año y todo parece indicar que en la industria automotriz Toyota recuperará el título del fabricante de autos más grande del mundo.
La firma japonesa, que había perdido el título el año pasado como consecuencia de una serie de desventuras, incluyendo al devastador tsunami que azotó a Japón, está a punto de retomar su posición como el líder automotriz.
Ahora, con un 2012 en donde el mundo habrá colocado más de 80 millones de automóviles nuevos, Toyota arrebata el título a General Motors. Pero General Motors no se queda en un cómodo segundo lugar; incluso todavía está por verse quién es el que se queda en la segunda posición, pues Volkswagen está a pocos pasos del gigante norteamericano.
Según Automotive News, la diferencia entre la armadora alemana y la americana no es mayor al 1 por ciento y en estos últimos días del año se definirá quién ha superado a quién. El segundo lugar seguramente dependerá de cómo se haga el conteo y si se incluyen los modelos vendidos por socios comerciales, particularmente para los autos vendidos en China.
Las ventas de Toyota durante los primeros tres trimestres del año sumaron 7.4 millones de unidades, quedando en un claro primer lugar. Las ventas en el mismo periodo de General Motors ascendieron a 6.95 millones y las de Volkswagen llegaron a 6.9 millones.
Para el cálculo se han considerado todas las marcas de los diferentes grupos; en el caso de Volkswagen esto incluye ventas de Porsche además de Audi, Seat, Skoda y demás de lujo como Bentley y Lamborghini.
El debate sobre la sostenibilidad de las cifras de las tres armadoras más grandes del mundo sigue en pie. Algunos aseguran que el rebote de Toyota no se mantendrá, mientras que los argumentos a favor esgrimen que la adición de modelos de bajo costo y alto volumen mantendrán a Toyota como líder este próximo 2013. En cuanto a General Motors, la estrategia parece estar rindiendo frutos pues la empresa se encuentra en el doceavo trimestre consecutivo con utilidades después de que fue salvada por el gobierno estadounidense en el 2009.
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